LAS VACUNAS, ¿la triple vírica causa autismo?

AL HABLAR SOBRE EL AUTISMO, ES POSIBLE ESQUIVAR LA CUESTIÓN DE LA VACUNA TRIPLE VÍRICA (SARAMPIÓN, PAPERAS Y RUBEÓLA) y las vacunas en general. Hoy en día, es fácil encontrar a padres de niños con autismo que relacionan el trastorno de su hijo con la vacuna triple vírica, pero la mayoría no puede explicar su relación.

Un número similar de familias, relaciona la regresión de su hijo con la vacuna contra la difteria, tos ferina y el tétanos (DPT). A raíz de las investigaciones hechas por el doctor Wakefield, el debate sobre este tema ha recibido mucha atención mediática. El gobierno británico ha invertido mucho esfuerzo y dinero en convencer al público de que la vacuna triple vírica es segura.

Una vez que esta vacuna llamó la atención pública, se cuestionaron también otras, ya que muchas de ellas contienen timerosal (un conservante obtenido a través del mercurio) y muchas otras sustancias tóxicas y cuestionables. La vacuna DPT con timerosal ha sido prohibida en muchos países, sin embargo, en otros podrían seguir suministrando esta sustancia a los bebés.

Muchas vacunas son nuevas y no se han probado lo suficiente. Aparentemente las complicaciones derivadas de ellas son mucho mayores de lo que esperaba. Además de todo esto, debemos recordar que las vacunas son productos comerciales con ánimo de lucro. Cabe preguntarse si los tres millones de libras esterlinas que el gobierno británico se ha gastado en la promoción de la vacuna triple vírica fueron pagados por compañías con un interés comercial en ella.

Entonces, ¿la triple vírica puede causar autismo?

No creo que las cosas sean tan simples. En este caso tenemos que considerar las vacunas en su conjunto.

Echamos un vistazo a lo que está ocurriendo con los niños en nuestra sociedad moderna.

Si miramos a nuestro alrededor, ¿a cuántos niños sanos podemos ver? Asma, eccema, diabetes, alergias, fiebre del heno, trastornos digestivos, TDAH, trastornos del espectro autista han alcanzado proporciones epidémicas

La mayoría de los hermanos de los niños con autismo padecen eccema, asma u otro de los trastornos mencionados. Aunque todos estos problemas de salud parecen diferentes, tienen algo en común: un sistema inmunológico debilitado. Este sistema inmune débil no podrá reaccionar de forma normal contra las agresiones del medio ambiente . ¡Y la vacunación es una agresión para el sistema inmunológico! Los fabricantes de vacunas las producen para niños con sistemas inmunes normales que reaccionan contra estas vacunas de manera predecible. Sin embargo, en nuestra sociedad y en nuestro estilo de vida moderno nos estamos moviendo rápidamente hacia una situación en la que cada vez una mayor proporción de niños no tienen un sistema inmune normal y, por tanto, no tienen la reacción esperada después de recibir la vacuna. En algunos casos la vacuna supone un enorme estrés a un sistema inmune ya muy tocado. La vacuna es “la gota que colma el vaso”, lo que da origen al autismo, el asma, el eccema, la diabetes, etcétera. En el caso de otros niños cuyo sistema inmune también se encuentra afectado pero en un menor grado, las vacunas no iniciarán un trastorno, pero sí agravarán cualquier afección y situarán al niño más cerca de esta situación. Sin embargo, si el sistema inmunológico del niño está muy débil, podría enfermar aunque no se vacune. Actualmente, debido a la creciente publicidad en contra, muchos padres deciden no vacunar a sus hijos y, sin embargo, se ha observado un incremento de niños con GAPS que sufren autismo, asma, eccema y otros problemas a pesar de no haber sido vacunados. El factor decisivo para contraer estas enfermedades no son las vacunas, sino el estado en el que se encuentra el sistema inmune de esos niños.

Sin embargo, aunque la triple vírica y otras vacunas pudieran no ser la causa última del autismo, en el caso de niños inmunocomprometidos sí que pueden causar mucho daño, e incluso desencadenar el inicio del trastorno.

A raíz de todos los escándalos en torno a la vacunación no es de extrañar que muchas personas en todo el mundo opinen que hay que abandonar las vacunas infantiles por completo. Lo que estar personas olvidan es que antes de la era de la vacunación era absolutamente normal para todas las familias perder uno, dos, tres y a veces más niños, debido a infecciones infantiles como el sarampión, la rubéola, las paperas y otras. Esta es la ley de selección natural que la Madre Naturaleza ha impuesto a todas las criaturas de la tierra. Ninguna especie animal espera que todas sus crías sobrevivan. De hecho, en muchas especies lo habitual es que la mayoría de las crías mueran y solo los más fuertes de la camada alcancen la edad adulta. Esta ley de la selección natural garantiza que el planeta esté poblado por los mejores y los más aptos de cada especie. En nuestro mundo moderno los seres humanos no estamos dispuestos a obedecer esta ley. Ninguna madre permitiría a su hijo morir mientras hubiera alguna forma de mantenerlo con vida, aunque sea consciente de que quizá su hijo no sea el mejor ni el más apto que ella pueda engendrar. Las infecciones infantiles son una de las herramientas de la selección natural. Los niños sanos y con sistemas inmunológicos fuertes sobreviven a ellas aún más reforzados, mientras que los niños débiles perecen.

Las vacunas son una de las herramientas que los seres humanos hemos inventado para que incluso los más débiles sobrevivan. Por lo tanto, no podemos abandonar por completo las vacunas a menos que estemos dispuestos a obedecer las leyer de la Naturaleza. Es, por ello, que debemos encontrar una forma más racional de relacionarnos con las vacunas.

Si las vacunas, que salvaron la vida a millones de niños en todo el mundo en el siglo pasado, se ha convertido en algo peligroso es por los cambios en nuestro estilo de vida. El número de niños inmunocomprometidos en los países desarrollados es enorme y crece cada día. Es hora de que los médicos y los gobiernos revisen su actitud sobre la vacunación. ¡La norma de vacunar a todos por igual tiene que cambiar!

Propongo el siguiente procedimiento de la doctora Natasha Campbell-McBride, antes de tomar la decisión de vacunar a nuestros hijos, se debería realizar una amplia indagación inmunológica. Ella plantea lo siguiente:

  1. Un cuestionario para evaluar el historial de salud de los padres y del bebé.
  2. Una analítica de orina y heces completa para evaluar los riesgos de que el bebé padezca disbiosis intestinal.
  3. Exámenes para evaluar el estado inmunitario del niño.

Estos exámenes y cuestionarios tendrían que ser estudiados adecuadamente en un papel de pre-vacunación adecuado para todos los bebés, cuyos resultados formaran parte esencial del proceso para tomar las siguientes medidas:

NO DEBERÍAN VACUNAR:

  • Bebés nacidos de una madre con el síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, problemas digestivos, asma, eccema, alergias severas, enfermedades autoinmunes o problemas neurológicos.
  • Un bebé que presente síntomas de eccema, asma, problemas digestivos u otra afección que indique una flora intestinal e inmunidad comprometidas, deberá marcarse con una “bandera roja” y ¡no ser vacunado!
  • Los hermanos menores de niños con autismo, niños con eccema severo, asma alergias, THDA, epilepsia o diabetes insulinodependiente, no deberán ser vacunados. A los pocos años deberán ser examinados nuevamente y se considerará suministrar vacunas individuales (con intervalos de seis semanas entre vacuna y vacuna) únicamente a los niños que no presenten deficiencias inmunológicas.

RETRASAR LAS VACUNAS HASTA QUE MEJOREN LOS RESULTADOS DE LAS PRUEBAS:

  • Esto debería aplicarse a niños que tengan en general madres saludables y no presenten problemas de salud en particular, pero que en el examen muestren resultados de anomalías en su sistema inmunológico. Estos niños deberían ser evaluados de nuevo cada seis u ocho meses y deberían ser vacunados con vacunas simples, y solamente cuando estén listos.

PROTOCOLO ESTÁNDAR DE APLICACIÓN DE VACUNAS SIMPLES:

  • Este protocolo se aplicará a los niños saludables y con padres saludables que al ser examinados muestren sistemas inmunes normales. Estas son solo algunas directrices iniciales sobre las cuales se tendrá que trabajar cuidadosamente para establecer un protocolo de vacunación adecuado.

*Los tres millones de libras esterlinas que se gastó el gobierno británico en promocionar la triple vírica quizá habrían sido suficientes para el desarrollo y establecimiento de dicho protocolo y, en mi opinión, habría sido una inversión mucho más beneficiosa para el futuro.

En cuanto a nuestro actual protocolo de vacunación estándar, hay una gran disputa acerca de si se deben de administrar vacunas simples o combinadas como la triple vírica o la DPT. En una situación normal, un niño nunca estaría expuesto al sarampión, a las paperas y a la rubéola al mismo tiempo. De hecho, en la ocasiones extremadamente raras en la historia en las que dos de esas infecciones se presentaron al mismo tiempo, la literatura médica describe también problemas físicos y de desarrollo mental en el niño. Por supuesto, los defensores de las vacunas combinadas dirán que millones de niños en todo el mundo reciben sus vacunas así sin sufrir efectos adversos. Sin embargo, en vista de que las afecciones GAPS alcanzan proporciones epidémicas, quizá tendríamos que revisar nuestras viejas políticas. Es muy probable que debamos abandonar en su totalidad la administración de vacunas combinadas.

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